Todavía estoy en la lucha por distinguir la diferencia entre rencor y decepción.
Pues lo único que viene a mi mente al escuchar tu nombre o dejar mi mente volar tiempo atrás al recordarte, son malos recuerdos, deseos de poseer un borrador mental donde todo lo que tenga que ver con tu existencia sea parte de otra persona ajena a este cuerpo, a esta mente. Y en cuestión de segundos puedo terminar con el ceño amargado sin darme cuenta.
Mientras que la manera en que me tocabas toma su gran parte en estos juegos mentales.
Si me dejo llevar por los recuerdos de las noches de satisfacción puedo terminar en un laberinto de ingenuidad, sonriendo y con sensaciones que prefiero no mencionar.
Y una guerra entre mis placeres y mis recuerdos a olvidar vuelven mi mente un campo de batalla donde gana siempre los sentimientos a la realidad. Decepción tal ves?
Puedo percibir dos personas distintas; de la que me dejé encantar y de por la cual quisiera volver a nacer.
Ya terminé de escribir lo que sentía y ya siento que he dejado ir lo último que faltaba.
Decepción y un poco de rencor tal ves, ya no importa en realidad.
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