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Diario desahogo Vol.1 — Trágame tierra y vomítame en Siria


Me duele el alma.
No les puedo expresar en palabras las ganas que tengo en este momento de que existiera la tele transportación. Tomo este momento para desahogarme, para desahogarme porque siento que estallo, y porque personalmente escribir me libera, me da una bocanada de aire cuando siento que me asfixio.

Me duele, me duele la impotencia de saber la necesidad que existe y no poder hacer nada al respecto. Me duele ver como todos seguimos en nuestra propia burbuja egocentrista, buscando crecer más y más, sin siquiera volver a ver al lado.

¿Puede alguien ver lo que está sucediendo o nos hemos vuelto estatuas vivientes?

Me arde la garganta de retener gritos de esperanza, duele, me duele la ignorancia en la que hemos caído, la ignorancia de creer que  nuestros problemas son los únicos problemas, son los peores problemas, son los más importantes y principalmente son los primeros que necesitan ayuda, y ayuda inmediata.
Todos caemos en eso, en sentir que nuestro pequeño universo es lo único que hay. A veces me pregunto para qué existe el universo infinito de estrellas, planetas y galaxias si no queremos ver más allá de nuestras narices.

"La vida es TAN injusta", injusta por no haber obtenido el empleo que quería, la nota que quería, la vida que deseaba, o mejor dicho, la vida que te inducen a querer, a comprar. Estoy tan harta de sentir que lo que nos imponen día tras día, con lo que convivimos diariamente sea tan banal, tan pasajero, tan falso.

Quítame todo lo que quieras sociedad, pero la HUMANIDAD, nadie me la quita, el amor por las personas nadie me lo quita.

Y es que ahora todo es rivalidades, competencia, juicios de valor, juegos de poder. Cuesta tanto dejar de ver al otro como un enemigo, como una amenaza y empezar a verlos como lo que son; compañeros de vida.
Porqué será que lo imagino TAN simple en mi mente, pero los hechos son tan complicados en la vida real. Estamos tan envenenados, que así nos hubieran picado hace 10 años todavía seguimos con los efectos secundarios.
Estoy cansada de sentir que mi voz no basta, que "uno solo no es suficiente", que para hacer el cambio se necesita dinero y poder.
Tal vez no tenga ninguna de las dos,  pero mis ganas de hacer el cambio se los prometo que pesa más que los dos juntos.
Miremos el ejemplo de Venezuela actualmente, que su pueblo poco a poco ha llegado a tener una fuerza increíble contra las opresiones que tristemente están pasando. Y estoy segura y creo que pronto van a poder quitar esa dictadura tan terrible que existe. ¿Pero como llegaron ahí? Por que se unieron, como lo que son; hermanos.
Esa unidad es la que necesitamos todos. Yo personalmente quiero saber que si llegara a tener una necesidad en cualquier parte del mundo, la humanidad y el amor se va levantar primero que cualquier otra cosa, sea religión, raza, idioma.

Yo no sé ustedes pero la necesidad actual se ha vuelto tan extrema que yo quiero ensuciarme las manos ayudando, yo quiero hacerles saber que AQUÍ ESTAMOS, que no están solos y hacer lo que sea necesario para poder tener el PRIVILEGIO de ayudar a personas como las que están en Siria en este momento.
Gente es que, ¿han ustedes experimentado lo que se siente ayudar a alguien? Ayudar a alguien sin esperar o querer de ninguna manera algo a cambio. Realmente es un privilegio, la persona sonríe, te agradece y todo lo demás, pero lo que uno siente es simplemente inolvidable, irremplazable, hasta podría llamarle "purificador". Ayudar reestructura, porque te ubica en otro plano más que el que estás acostumbrado, y creo que el sentimiento se amplifica más ahora por el simple hecho de que no es tan común como debería ser.
No estamos acostumbrados a poner a otra persona primero que nosotros mismos, y el proceso de hacerlo es en gran manera reconfortante.
Muchas veces nos limitamos a no ayudar porque seguimos pensando en nosotros mismos y antes de donar salimos con la escusa de que "seguro se roban ese dinero" o "fijo no lo usan para la causa" o "yo ayudo compartiendo" o "yo tengo mis propios problemas". Y no digo que ayudar económicamente sea la única manera, sin embargo seamos sinceros, sin fondos no se puede abastecer las necesidades básicas ni transporte ni muchas más cosas que se necesitan para ayudar.
Creo firmemente que más que ayudarle a una persona, te estás ayudando a ti mismo.
Me duele ver la irrealidad en la que estamos, y expreso irrealidad porque la realidad mata, mata cualquier sentimiento de esperanza.
¿Podría alguien decirme que en realidad estoy teniendo un mal sueño?

Y es que me atormenta, me atormenta el sufrimiento como propio, porque no lo vivo en físico pero si en alma.

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